Lemon Jelly es el nombre de una de las cocteleras electrónicas más brillantes, sorprendentes y refrescantes de la escena inglesa: puro patinaje neuronal y, haciendo honor a su nombre (la masa gelatinosa que utilizaban los prisioneros de Colditz para duplicar sus planes de escapada), la música de Lemon Jelly tiene también mucho de escapista, de la recreación de un mundo donde lo digital y lo orgánico se dan la mano para crear algo que poco tiene que ver con el mundo del día a día.
Nick Franglen y Fred Deakin firmaron el pasado año uno de los discos más emocionantes de los últimos años, recopilando los tres discos de diez pulgadas de edición limitada que habían sacado a la calle anteriormente, que a su vez ya habían conseguido convertir a Lemon Jelly en todo un tótem del underground anglosajón. En un concierto de 23 Skidoo se enteraron de que compartían su amor por la música rara y sin clasificación, pero no fue hasta cuatro años atrás que empezaron a trabajar...